30 diciembre, 2006

vio-Lentamente

En segundos se transformó de un murmullo imperceptible a un grito ensordecedor, inquietante... Y continuó creciendo hasta volverse tangible, físico y doloroso.


Lo vi desenvolverse hasta ocuparlo todo, hasta romperlo todo, cosas que se quiebran por dentro y por fuera, y en todos los espacios alcanzados por su sonido. Gritó tan fuerte que no hubo música capaz de silenciar, de anular o deshacer las sensaciones que imprimía en todo lo que tocaba.


Corrí a alguna parte. Me envolví entre mis brazos. Me tapé los oídos. Grité lo más fuerte que pude. De todas formas su presencia me envolvió, me enredó y me hizo pedazos eso que tanto me había costado guardar.


Pensé en esconderme debajo de la cama. Pensé en hacer trizas algo más grande, más doloroso, para que de entre los vidrios quebrados naciera el silencio. Pensé en saltar por la ventana o abrirme el estómago para arrancarme de cuajo el veneno que me quemaba las tripas.

Pero allí me quedé, asustada, totalmente sola, tragándome las lágrimas y con la angustia entre las cuerdas vocales, sin poder cerrar los ojos, sin saber qué hacer, qué decir ni dónde ir, deseando con todas mis fuerzas convertirme en una oruga para tejer mi propio capullo, mi propia muralla invencible que me aislara del mundo de afuera, del que está delante de mis ojos y que se vuelve impredeciblemente crudo y violento....

Entonces cerré los ojos y me volví una polilla, y salí volando entre las rendijas de las cortinas hasta perderme entre las luces tristes de esta ciudad oscura.

18 diciembre, 2006


Como el sonido del papel entre las manos, la cadencia de lo inesperado, arrítmico e impulsivo, escucho la madera quebrándose bajo el cuerpo, bajo la almohada, bajo los párpados.

Cierro la ventana para que no se escape, para que su eco inunde mis paredes vacías.

Para que se mezcle con el batir de alas de las palomas suspiradas.

Mis palomas...


Mis paredes...



Vacías.

14 diciembre, 2006

La caida

Desde las remotas esquinas de mi inconsciencia.
Como el sonido de una campana.
Quebrándolo todo.

Convertido en mordaza para mi voz.
Los pedazos...

La muerte.

Hace días que escucho como se rompen las conciencias y afloran todas las ignorancias. Cómo tanta gente pudo haber masticado todo esto por años, como cemento entre los dientes, amargo. Y los demás que lloran lágrimas huecas que no conocen su propósito. Se me quedan sensaciones extrañas en la piel.

Y le ves las caras a todos, porque aunque trates de no fijarte lo ves, ahí, la manera de opinar sobre el tema. Demasiadas insensateses para mi gusto. Espero no construir prejuicios contra los que piensan así.

Me siento a esperar que todo esto tenga un final....ya no importa qué final, pero que tenga uno y concreto, tangible y suficiente, y que no se disuelva en el tiempo como pasa con las cosas que no nos atrevemos a resolver.

06 diciembre, 2006

Pour toi...

Sí. Me acuerdo de todo. De la playa, de la música y de los pasteles inventados en la cocina de tu casa.

Me acuerdo de las peleas tontas y de los paseos infinitos por los lugares imaginarios. Carpas, casas, cumpleaños, baile, humo y muchas cosas. Todo fue bueno. Incluso después.

Ahora es igual, incluso a la distancia, todavía me acompañas porque de alguna forma nos mezclamos un poco, en las pinturas, en los colores, en la plasticidad de la cerámica.

Estás, diferente pero estás, como algo que apretar en el bolsillo cuando necesito volver a ver lo simple, lo liviano...

Me devuelves la capacidad de ver el sol meterse en el mar.

03 diciembre, 2006

Lib II




De pronto estoy flotando en ese espacio cómodo y mío. La certeza de sentir que lo encontraste, aunque sea por un segundo.

Todo se vuelve fácil porque lo único que existe es el placer de hacerlo, de sentirlo crecer y derramarse, esparcirse a travez y alrededor, en todas las direcciones sin dejar de ser propio, privado y mío.

Nada más. Sólo tú y nosotros. Vibrando en la piel y los oídos. Desordenandome el cabello. Sudando. Creciendo infinitamente y encogiéndose hasta el susurro. Piel y saliva, carne, huesos y lo que llevo dentro. Para mí, sólo para mí, íntimo y aterradoramente exquisito.


Y seis más, cada uno privado y colectivo para hacerlo todo en treinta minutos de azul.



Te encontré, luciernaga escurridiza, Lilia me lo dijo anoche mientras se aferraba a mi cuello.
Ahora sólo hay que avanzar.

30 noviembre, 2006

Lib


No hay nada más delicioso, notas musicales raspadas y sigilosas. Regaladas.

Espero que exploten en mil acordes improvisados, satisfechos y lánguidos.



Ventanas, mil ventanas, crujidos agonizantes y los dientes. Todo revuelto para que pueda volver a poner los pies en este suelo helado, en este suelo que se niega a retenerme, que me obliga a asirme por voluntad y que me deja ir apenas flaquea la conciencia.

Quiero más de eso.

Desde la guitarra hasta las sábanas.

Aunque duela.


Un infierno para expiar.




...

28 noviembre, 2006


Cerré los ojos y estaba en ese espacio nuevo, lleno y vacío al mismo tiempo.

Hipoxia sedante. Vapores lánguidos, soñadores.

Mientras caminaba medio dormida me acordé de tí, Estefany, envuelta en tus pestañas infinitas. Mirando el cielo con ojos perdidos. Las cosas se fueron diluyendo mientras pensaba en tus ojos, en tus pecas, en tu risa. Te hubiera regalado mi mundo vertical. Desde tus pupilas los colores serían distintos.

Varios kilómetros de calor insportable y aire áspero y vacío. Un lugar ficticio que crecía por dentro y ahora se arranca cada vez que cierro los ojos. Olor a eucaliptus. Hojarasca quebrandose bajo cada paso. Abandono, me abandono a todo ésto, a los vientos de mi cabeza, al sol quemante y despiadado, a las nubes, a las estrellas sigilosas que se escurren cuando estamos aqui.

Unas horas de exquisita libertad de sueños. Mientras te recordaba tendida de epaldas, inmóvil, con tu carita de pocos años, me pregunté si allí dentro existía un lugar como éste. Un lugar que condiciona la posesión de alas para todos. Como pude imaginarlo, te pareces a ella, sólo un poco pero te pareces, a la niña de los ojos de paz, a la niña-ángel del mundo inventado.


Fué como haber estado allí dentro, inmersa en el universo de los niños que no hablan.

Quise quedarme...




Pero traje algo, un poco, para esconderme a cantar de vez en cuando.

19 noviembre, 2006

Más.

Dónde guardo todo esto.....???


Dónde me escondo?



Entre las sábanas.


Entre las sábanas....

18 noviembre, 2006

Es...

Dolor de estómago en el alma, anestesia entre las piernas y la claridad absoluta del más puro abandono.


Jugos que encienden en vez de apagar y ahogan cualquier llamada de auxilio.



Sintiendo el plástico en este mundo plástico, en las manos, en los ojos, en los pechos y en las palabras. Mantequilla plástica, pezones plásticos, cariños plásticos, sintéticos. Como una frase predeterminada antes de cortarlo todo.




Regalar flores de mentira y esperar que crezcan.




Un gesto fútil.




Inocuo.




Irreversible.

08 noviembre, 2006

S

Procesos-bostezos eternos que inundan los espacios infinitos.....



Hacerlo de una vez.




Para poder empezar de nuevo.

06 noviembre, 2006

A-Dios

Alguien me preguntó una vez por qué escribo sólo cuando estoy triste....

Tal vez porque cuando estoy feliz canto, voy a la playa o hago algún dibujo.


Esto se ha transformado en un jardín para dejar pasar, para sentarse un rato, respirar hondo y caminar de nuevo con una perspectiva diferente. La pena no es mala cuando nos permite reformular, corregir, ajustar o romperlo todo para empezar de nuevo. Hoy, ayer, días un tanto grises, pero ya pasan, ya deja uno de sentirse diminuto y después de dormir, de soñar un rato, abre uno los ojos y ha vuelto a su tamaño original.

Esta es la manera en que todo se mueve, gente de todas las formas y colores que va y viene, nos abren o nos cierran los ojos, y avanzamos así, tocando, queriendo, quemando momentos, lugares y personas, lo aceptamos y lo entendemos porque nadie puede volar con los brazos cruzados. Hay veces en que debemos guardar lo que queremos dar en el bolsillo, para que no se pierda en el viento violento de este desierto.


Bien....


Ahora respiro, trago saliva y vuelvo a empezar, un poco mas sabia en estas cosas de la vida y en planos generales feliz, porque los recuerdos son tesoros que duran para siempre.

28 octubre, 2006

Cosas...

De pronto se ha enredado todo y las mezcolanzas de emociones simultáneas no son fáciles de digerir. Cuando se está suspendido en una nube de adormecimiento-estancamiento y cuesta moverse, reaccionar, hacer lo que se debe hacer y en silencio, sin ayuda, porque en esas situaciones es lo propio y no lo ajeno lo que te trae devuelta al suelo.

Todo se hace lento, parsimonioso, como si nos moviéramos tratando de no empujar el aire, de no levantar el polvo, de no seguir pisando los pedazos quebrados que quedan en el suelo.

Muchas cosas, todas juntas, y ya no lloras, simplemente suspiras y ya, me pregunto si habré perdido un poco de alma o si se me habrá quedado enredado en alguna parte. Avanzamos rozándolo todo, los momentos, los lugares, las personas; para algunos es el propósito de existir, de vivir, de ser... A veces creo que es una discapacidad, la imposibilidad de ser totalmente invisibles, de no dejar huellas donde no queremos. O heridas... No poder por un sólo momento ser fantasmas y avanzar en un completo y absoluto silencio.

Gente que se va y nos deja marcados, gente que no llegamos a ver pero tal vez la encontremos mañana sin saber quiénes son...como planear en la neblina viendo sólo lo justo para no estrellarse.

Me siento incapacitada para disfrutar éste día.

12 octubre, 2006

D.A.R.


Ayer, al llegar a la habitación con olores extraños, la cama número cuatro esaba más que vacía; carecía de sábanas y tenía encima varios bultos que se confundían en ese rincón en penumbras. El velador fue aún más afectado, ahora sí que estaba desnudo, sin botella de agua, sin tesoros en el cajón, sin pantuflas....tristemente vacío.

Tenía un aire altivo, increíblemente distinguido a pesar de su pasado callejero. Alto, esbelto, y una línea recta en la espalda que ni la neumonía, ni el hambre ni los años habían podido quebrar. Cabello limpio y ordenado, camisa abotonada y dentro del pantalón, en los mejores días que le ví jamás lo hubiera imaginado como lo imagino hoy. Y me duele.

José estudió hasta segundo básico en Salamanca, creo, otra ciudad misteriosa para mí y que me es imposible imaginar. La primera vez que lo ví estaba sentado en medio de la ventolera, acomodado rígidamente en el sillón demasiado usado. Me senté junto a él y traté por largo rato de encontrar sus pensamientos revoloteando en las ráfagas pasajeras. Luego dije algo del clima. Y entonces le tomé la mano y lo llevé adentro. Examiné su cuerpo arrugado, de piel de cebolla, escuché todos sus sonidos danzarines que se revolvían al ritmo tras las costillas a flor de piel.

Era arisco y huraño, estaba ahogándose en las secresiones de sus propios pulmones y la desnutrición le había sacado el esqueleto hacia afuera y le había manchado la piel de púrpura. De a poco se dejó ayudar, para mí era un pájaro herido al que dedicaba mis minutos de paciencia prestada para poder escucharle el pecho. Cuando empezamos a hablar me contó de las noches en las veredas, de las tortuosas abstinencias, del frío, del hambre, del vino. Pero jamás habló mucho de él. Porque las palabras se le revolvían en la mente y salían confundidas, o simplemente se resistían a salir y había que adivinarlas o intentar varias veces hasta dar con ellas.

Entonces pasó lo que para mí fué casi un milagro, lo que me dio varias razones para hacer muchas cosas, y me cambió la lente que usaba para mirar lo ajeno. José empezó a reir. Sin dientes. Pausado. Con el tiempo comenzaron a destellar pequeñas carcajadas ocasionales, luego más grandes, hasta que todo eso se convirtió en una fiesta saltarina de encías desnudas. Y mi razón para visitarlo.

Y entonces, después de unos meses flotando plácidamente, la autonomía renacida se lo fué comiendo. Y la sangre empezó a volverse líquida y dulce, y se fué escurriendo en una fallida reintegración a la cotideaneidad horrorosa de la realidad de su vida.
Y ahora me cuesta imaginármelo dormido en el lecho seco de un río. Sin sonrisa. Con los ojos perdidos...




Este es José, parte de mi corazón, dormido quién sabe dónde con la conciencia obnubilada por el alcohol. A él le regalo Clímax, mi primera llamada de auxilio. Porque para él ya no habrán más puertas abiertas en el comedor. Ni en la habitación común de los enfermos. Y para mi no habrá más risas sin dientes...




Te extraño.


09 octubre, 2006

Blue

Sorrow hides under the water
Sorrow is my only friend
Sorrow stands beside the doorway
And sorrow needs a helping hand

Girl in a glass box dressed in white
Happy enough to commit suicide
She said: Silver's meant to burn forever

Sleeping forever in a bubble of blue
Would you like to see her point of view?
She said: Silver's meant to burn forever
Forever

Say my name Silverflame and take control
Of my heart of, my mind and my soul
What a shame Silverflame that you can't burn forever

And in the garden is a cheap hotel
Only invited if your thing went well
She said: Silver's meant to burn forever

Sleeping forever in a bubble of blue
Would you like to see her point of view?
She said: Silver's meant to burn forever
Forever

Say my name Silverflame and take control
Of my heart, of my mind and my soul
What a shame Silverflame, that you can't burn forever

"Silverflame" Dizzy miss lizzy

I.S.E.......ahora es distinto.

Estos días he vivido sumergida en turbulencias con olor a mariposa.

Han sido días silentes y ruidosos, me he estrellado contra el suelo por decisión propia, he soñado cosas nuevas, he visto gente luminosa y he despertado con dolores felices. Sacando cuentas es siempre positivo.

Hoy comenzó a germinar un hijo nuevo. Empezó difícil e indescifrable pero ya adquiere los ángulos que habían en mis pestañas cuando lo imaginé. Me costó atreverme, me faltaba la materia, porque la necesidad se había vuelto estéril y ya no brotaba nada de las manos. Y creo que va a ser mejor, porque ésta piedra nace de la saciedad, de una pepita de paz que encontré en esos esclarecimientos repentinos.

No es nada muy original, de hecho vivo mis recurrencias conscientemente, pero es mío, es ahora que recién despierta y va a ser mío cuando aprenda a ver. Yo lo encontré. Y le convido de a poco mis ilusiones para que pueda crecer en forma y espacio. Es parte de mi. De barro. De tierra.

También me explicó alguien la suficiencia de formar parte de un ciclo y la destrucción hermosa, la que vuelve a crear después. Estuve de acuerdo. Creo que ella tiene un poco barro en las venas y entiende más de esas cosas. Porque el barro es así, casi agua casi tierra, reversible hasta la nada y formable y deformable...

Y alguien me dió la mano cuando estaba en el suelo y fué bueno, algo así como encontrar el propósito y poder dejar de lado las condiciones.

Y lo más azul de los días silente-ruidosos fue la conclusión del sueño colectivo que me arranca las notas de las cuerdas vocales. Lo tengo aquí, sonando en mi cabeza miles de veces, todavía intangible pero culminado, maduro, nuevo.

Eso ha sido; lunas tranquilas-agitadas y soles torrentoso-adormecidos, y ya habían sido varios, así que pensé que debía escribir algo.

28 septiembre, 2006

Kkala


Aquí de nuevo, dejando todo para mas rato, pero esta vez sí lo necesitaba.

Les presento a Kkala, mi hija, redonda, mórbida, arrodillada y mirando al cielo, quién sabe si tratando de alcanzarlo, rogándole algún deseo secreto o simplemente despertando. Ahora no sé si yace inmóvil en un pedestal blanco demasiado cuadrado para ella o escondida debajo de una bolsa de basura en una bodega polvorienta e infestada de ratones. Ya no es mía.

Por fin comenzaron los atardeceres de luces, esos con nubes fosforescentes y horizonte dramático, me hacían falta, increíblemente tienen un sabor más dulce que los otros oscuros y tenebrosamente salados.

Hoy, un día extraño, casi amargo, melancólico, solitario. Me he movido dentro de una burbuja y apenas estoy tratando de despegarme. Entre los fierros de la micro alguien discute con alguien y para no tener que tragar hiel agena me pongo a analizar las cosas, y me doy cuenta de cómo algunas personas pueden hacerte sentir tan inocua, tan poco importante, tan sosa. Y es inevitable tratar de buscar una respuesta, aunque todo vaya a seguir siendo igual de indiferente, tan lúdicamente indiferente.

Entonces caes en la certeza de la propia simplicidad, el darse cuenta de lo corriente de uno mismo, algo así como la autocompasión pero en menor escala. Demasiado simple para ser importante. Ridículo no? Y te das cuenta de por qué tanta gente vive encerrada y por qué te sientes mejor tirando mierda en algún espacio virtual, todo es más fácil por msn y te ahorras los gritos, los insultos, la vergüenza, las dietas, las verdades. Soledad real, compañía virtual.

Y al final igual escuchas los gritos ajenos, porque no puedes pasarte un rollo que dure todo el camino, y justo no tienes el mp3 ni nada más productivo que pensar y más encima te estás autodeprimiendo por leseras, entonces mejor piensa en la foto del blog y eso, eso fué el día.

Y ahora en este momento tengo una sensación amarga en la boca, algo así como cuando ves una película pirateada y le cortaron los créditos, esa sensación de final sin final que mastico hace un rato.

Aunque fué agradable caminar un rato. A pesar de lo vanal. Sentir el viento en la cara y las gotitas del agua de la pileta.

Eso es todo, no tengo nada más, en este momento me he quedado totalmente vacía.

24 septiembre, 2006

Cuento

Cosas que uno recuerda para siempre.

La foto es del valle de Quizma, un puntito verde perdido entre los cerros cerca de Pica...aparece juguetonamente entremedio del polvo tan de repente que parece de mentira.

El cuento no tiene nombre aún, pero creo que inevitablemente se va a llamar El Pavo, porque nada más le sienta....




Era el animal más terrible que jamás había visto. Casi de mi porte, pero mucho más gallardo, experto en los ataques sorpresivos por la espalda y sin remordimiento alguno.

Por esos días andaba cándida reconociendo esos olores, casi nuevos pero antiguos, del campo seco de las entrañas de la cuarta región. Comía tunas despiadadas que me daban urticaria y miraba a las gallinas desplumarse a picotazos. A pesar del escándalo de mi madre, bebía feliz el agua que brotaba de la tierra cuidando de no tragarme los guarisapos oscuros y juguetones de la noria.

Durante el día convivíamos en paz, él relegado al fondo del patio y mi hermano y yo protegidos tras la figura imponente de la mole inmensa que es mi abuelo. Entonces se podía explorar cada rama, cada espina y cada piedra, orinar al aire libre y comerse los limones, y robarse las mermeladas escondidas que mi abuela guarda todavía como tesoros de sol para calentar los días oscuros del invierno.

Pero era después del ocaso, cuando comienza a fallar la vista y es más fácil caerse en alguna zanja y quedar clavado para siempre en los millones de cactus ávidos de sangre que habitan esos suelos, cuando los graznidos y bufidos se tornan diferentes, entre lacónicos y tenebrosos, cuando los árboles se perdían entre sombras y estrellas; en ese momento preciso comenzaba la angustia.

Porque el pavo se camuflaba en cualquier rincón de sombra, entre los adobes gastados de la casa de dos ambientes, y hacía de todos los espacios su dominio de terror. Se inflaba como un globo negro, y, silencioso, acechaba con sus ojos rojos y su moco deforme cualquier movimiento que comprometiera cierta ingenuidad.

Entonces había que ir despacio, cuidando no llamar la atención, a lavarse los dientes sucios de duraznos al otro lado del patio, y orinar en la letrina pestilente y oscura lo más calmo posible, para poder volver a salvo al refugio donde mi abuela hacía pan para mañana y calentaba la tetera en el brasero.

Si no teníamos suerte, si alguna rama traicionera nos delataba, si mi hermano estornudaba o respiraba demasiado fuerte, el pavo sonreía para sus adentros y se abalanzaba sobre nuestras espaldas aleteando y picoteando, provocando gritos de espanto y llantos desconsolados que rasgaban las noches silenciosas inundadas de estrellas de aquellos veranos infinitos.

Fué un día soleado, hermoso, con ese aroma de madera de espino quemada que todavía me gusta tanto, que mi abuelo decidió abolir la dictadura nocturna del colosal tirano. Yo estaba todavía enrollada en las sábanas cuando escuche las confesiones desesperadas del animal, ahogadas casi de inmediato por la sangre que se colaba en sus pulmones por el hueco sin cabeza que era ahora su cuello. Cuando llegué a la escena del crimen la justicia ya estaba hecha. La cabeza del pavo yacía tirada entre unas briznas de pasto seco, todavía tiritando, mientras mi abuelo trataba de atrapar el cuerpo escurridizo que corría aún desesperado y sin dirección, estrellándose lamentablemente contra los árboles.

Presencié el macabro espectáculo sin asco, sin pena ni remordimientos. Y cuando por fin mi abuelo atrapó el cuerpo agonizante y mi abuela preparaba el agua hirviendo para desplumarlo, me acerqué y recogí del suelo la cabeza ensangrentada, la levanté del moco y miré fijo esos ojos ahora carentes del brillo fulgurante que me inspiraba pesadillas, me aseguré de que estuviera bien muerta, y con una crueldad propia de mis pocos años la volví lanzar cual desperdicio al suelo.

Comimos felices y sin culpa la bestia que se veía ahora ridículamente desnuda, pero que conservó su tamaño incluso después de sacarle las plumas, por casi tres días y sin tregua. Las plumas se convirtieron en una corona de indio apache que mi hermano lucía con un aire triunfal y con la tranquilidad de llevar el miedo bien guardado entre las tripas.
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Recuerdos de Quilitapia, al interior de Ovalle, pueblito olvidado donde viven mis abuelos maternos hasta el día de hoy, al que los años de urbanización le han ido succionando inclementemente su encanto de lugar perdido.

22 septiembre, 2006

Arido.




Parece que la gente se ha puesto de acuerdo para gritar y violentarse por estos dias... Cuando hay que hacer un esfuerzo para sentirse cómodo en tu casa, con la gente de todos los días...Y tratar de mantenerse al margen, a la distancia precisa para que no te toquen demasiado y no muy lejos como para llamar la atención.
Pero te vuelves un poco transparente, no totalmente invisible y te metes al pc y pelas cable y cuentas cosas que a nadie le interesan pero increiblemente te sientes mas acompañado. Extraño esto de la tecnología. Aislarse para conectarse. Y asusta perder la habilidad de tocar, de mirar a los ojos, de sonreir con el rostro propio y que las palabras suenen....
Decidí que todas las fotos que suba van a ser mías, la primera la usurpé de algún espacio anónimo pero la segunda es mía, la tomé un día que nos colamos al lugar más hermoso de Arica, donde se secan las ballenas metálicas al sol, duermen un poco mientras les reparan las heridas y cuando están resucitadas las devuelven al mar. Todos deberían poder entar, a sentirse más pequeños y escuchar las historias del óxido salado. Pero no se puede...para variar.
La verdad no soy muy buena fotógrafa pero me sirve de ejericio. Este paisaje lo tomé hace varios años, cuando la geogrtafía era mas jóven...
También espero publicar cosas decentes y no puras peladas de cable, he escrito un par de cuentos por ahí pero soy nueva en esto de la literatura...
Suficientes divagaciones inconexas.

Gracias, niño del perfil inconfundible, por el saudade y por decir lo que acabas de decir. Y por sacarme las letras que tenía acumuladas por la falta de los óleos y las cerámicas, aunque espero volver pronto a esos lienzos...

Fado

Esa cosa que dan ganas de decir cuando las palabras no alcanzan.

Melodías indefinidas que se vuelven barro en las manos del que las toca...y cambian y se transforman segú
n las espectativas de cada uno.

Eso.....

Todo y nada al mismo tiempo.

21 septiembre, 2006

Side B

Descifrando códigos, adivinanzas...

Desde que cerré los ojos y elegí creerlo todo, sentirlo todo, el tiempo se ha vuelto angustioso...o fué que abrí los ojos?...

No poder dormir, hacer o pensar absolutamente nada mas que en aquello que ocupa la parte de uno que contiene las pasiones....los colores, las letras....

Porque cuando se abre la puerta que lleva a crear, a inventar, ya es difícil volverse, retroceder a lo monótono, conformarse con las líneas rectas y el camino en plano.

Escogemos sufrir? Convertir las formas nuevas de energía en torturas autoimpuestas?...Es mi tendencia...aunque peleo, no es lo que quiero, y esa es mi lucha. Desapego...desechar lo amargo, escupirlo, y disfrutar tranquila de lo ínfimo, de lo vanal. Dejar de lado el miedo....

Y de todas formas no encuentro el punto, me siento ridícula ahogando los gritos a media garganta, conformándome con migajas y cediendo a las presiones, posponiendo....posponiendo...me...Es que es difícil, muy difícil definir la libertad....sobre todo cuando se trata de relaciones humanas. Relaciones humanas....de todo tipo.

Sí, estoy un poco deprimida. No es la moda de estos días? Hurgar en lo más patético de lo que guardamos y mostrar esa cara al mundo en alguna ventana virtual o directamente en la calle? Excusas para no hacer nada, para no mirar a nadie o para sentirse observado, querido, no sé....Caigo un poco en el mismo barro....pero no es la idea. Y no es la idea escupirlo aquí.

Así que mejor me revindico. Prefiero sentir. Aunque sentir me dé mil golpes en la cara. Aunque se me astillen las rodillas....seguir tratando, porque los golpes y las caidas son errores de percepción nuestros de todo lo bello que nos pasa y que ignorante o estúpidamente transformamos en dolor.

Una vida condicionando la piel para inventarnos sufrimiento...Pienso....


Elijo...

Sentir.

Creer.


Sentir.

InSad Me

Dejando pasar las horas...

Sugerencia de alguien, buscando algo...que alguien lea?

No se, pero por lo menos la sensacion de que esto se lo escribo a alguien.

Espero no dejar salir mucho. Asusta. Pero hay personas por ahi que tal vez hagan comentarios constructivos. Comentarios que digan......



Uno, dos, tres.......

Justo ahora, se me vuelan las ideas.