28 septiembre, 2006

Kkala


Aquí de nuevo, dejando todo para mas rato, pero esta vez sí lo necesitaba.

Les presento a Kkala, mi hija, redonda, mórbida, arrodillada y mirando al cielo, quién sabe si tratando de alcanzarlo, rogándole algún deseo secreto o simplemente despertando. Ahora no sé si yace inmóvil en un pedestal blanco demasiado cuadrado para ella o escondida debajo de una bolsa de basura en una bodega polvorienta e infestada de ratones. Ya no es mía.

Por fin comenzaron los atardeceres de luces, esos con nubes fosforescentes y horizonte dramático, me hacían falta, increíblemente tienen un sabor más dulce que los otros oscuros y tenebrosamente salados.

Hoy, un día extraño, casi amargo, melancólico, solitario. Me he movido dentro de una burbuja y apenas estoy tratando de despegarme. Entre los fierros de la micro alguien discute con alguien y para no tener que tragar hiel agena me pongo a analizar las cosas, y me doy cuenta de cómo algunas personas pueden hacerte sentir tan inocua, tan poco importante, tan sosa. Y es inevitable tratar de buscar una respuesta, aunque todo vaya a seguir siendo igual de indiferente, tan lúdicamente indiferente.

Entonces caes en la certeza de la propia simplicidad, el darse cuenta de lo corriente de uno mismo, algo así como la autocompasión pero en menor escala. Demasiado simple para ser importante. Ridículo no? Y te das cuenta de por qué tanta gente vive encerrada y por qué te sientes mejor tirando mierda en algún espacio virtual, todo es más fácil por msn y te ahorras los gritos, los insultos, la vergüenza, las dietas, las verdades. Soledad real, compañía virtual.

Y al final igual escuchas los gritos ajenos, porque no puedes pasarte un rollo que dure todo el camino, y justo no tienes el mp3 ni nada más productivo que pensar y más encima te estás autodeprimiendo por leseras, entonces mejor piensa en la foto del blog y eso, eso fué el día.

Y ahora en este momento tengo una sensación amarga en la boca, algo así como cuando ves una película pirateada y le cortaron los créditos, esa sensación de final sin final que mastico hace un rato.

Aunque fué agradable caminar un rato. A pesar de lo vanal. Sentir el viento en la cara y las gotitas del agua de la pileta.

Eso es todo, no tengo nada más, en este momento me he quedado totalmente vacía.

24 septiembre, 2006

Cuento

Cosas que uno recuerda para siempre.

La foto es del valle de Quizma, un puntito verde perdido entre los cerros cerca de Pica...aparece juguetonamente entremedio del polvo tan de repente que parece de mentira.

El cuento no tiene nombre aún, pero creo que inevitablemente se va a llamar El Pavo, porque nada más le sienta....




Era el animal más terrible que jamás había visto. Casi de mi porte, pero mucho más gallardo, experto en los ataques sorpresivos por la espalda y sin remordimiento alguno.

Por esos días andaba cándida reconociendo esos olores, casi nuevos pero antiguos, del campo seco de las entrañas de la cuarta región. Comía tunas despiadadas que me daban urticaria y miraba a las gallinas desplumarse a picotazos. A pesar del escándalo de mi madre, bebía feliz el agua que brotaba de la tierra cuidando de no tragarme los guarisapos oscuros y juguetones de la noria.

Durante el día convivíamos en paz, él relegado al fondo del patio y mi hermano y yo protegidos tras la figura imponente de la mole inmensa que es mi abuelo. Entonces se podía explorar cada rama, cada espina y cada piedra, orinar al aire libre y comerse los limones, y robarse las mermeladas escondidas que mi abuela guarda todavía como tesoros de sol para calentar los días oscuros del invierno.

Pero era después del ocaso, cuando comienza a fallar la vista y es más fácil caerse en alguna zanja y quedar clavado para siempre en los millones de cactus ávidos de sangre que habitan esos suelos, cuando los graznidos y bufidos se tornan diferentes, entre lacónicos y tenebrosos, cuando los árboles se perdían entre sombras y estrellas; en ese momento preciso comenzaba la angustia.

Porque el pavo se camuflaba en cualquier rincón de sombra, entre los adobes gastados de la casa de dos ambientes, y hacía de todos los espacios su dominio de terror. Se inflaba como un globo negro, y, silencioso, acechaba con sus ojos rojos y su moco deforme cualquier movimiento que comprometiera cierta ingenuidad.

Entonces había que ir despacio, cuidando no llamar la atención, a lavarse los dientes sucios de duraznos al otro lado del patio, y orinar en la letrina pestilente y oscura lo más calmo posible, para poder volver a salvo al refugio donde mi abuela hacía pan para mañana y calentaba la tetera en el brasero.

Si no teníamos suerte, si alguna rama traicionera nos delataba, si mi hermano estornudaba o respiraba demasiado fuerte, el pavo sonreía para sus adentros y se abalanzaba sobre nuestras espaldas aleteando y picoteando, provocando gritos de espanto y llantos desconsolados que rasgaban las noches silenciosas inundadas de estrellas de aquellos veranos infinitos.

Fué un día soleado, hermoso, con ese aroma de madera de espino quemada que todavía me gusta tanto, que mi abuelo decidió abolir la dictadura nocturna del colosal tirano. Yo estaba todavía enrollada en las sábanas cuando escuche las confesiones desesperadas del animal, ahogadas casi de inmediato por la sangre que se colaba en sus pulmones por el hueco sin cabeza que era ahora su cuello. Cuando llegué a la escena del crimen la justicia ya estaba hecha. La cabeza del pavo yacía tirada entre unas briznas de pasto seco, todavía tiritando, mientras mi abuelo trataba de atrapar el cuerpo escurridizo que corría aún desesperado y sin dirección, estrellándose lamentablemente contra los árboles.

Presencié el macabro espectáculo sin asco, sin pena ni remordimientos. Y cuando por fin mi abuelo atrapó el cuerpo agonizante y mi abuela preparaba el agua hirviendo para desplumarlo, me acerqué y recogí del suelo la cabeza ensangrentada, la levanté del moco y miré fijo esos ojos ahora carentes del brillo fulgurante que me inspiraba pesadillas, me aseguré de que estuviera bien muerta, y con una crueldad propia de mis pocos años la volví lanzar cual desperdicio al suelo.

Comimos felices y sin culpa la bestia que se veía ahora ridículamente desnuda, pero que conservó su tamaño incluso después de sacarle las plumas, por casi tres días y sin tregua. Las plumas se convirtieron en una corona de indio apache que mi hermano lucía con un aire triunfal y con la tranquilidad de llevar el miedo bien guardado entre las tripas.
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Recuerdos de Quilitapia, al interior de Ovalle, pueblito olvidado donde viven mis abuelos maternos hasta el día de hoy, al que los años de urbanización le han ido succionando inclementemente su encanto de lugar perdido.

22 septiembre, 2006

Arido.




Parece que la gente se ha puesto de acuerdo para gritar y violentarse por estos dias... Cuando hay que hacer un esfuerzo para sentirse cómodo en tu casa, con la gente de todos los días...Y tratar de mantenerse al margen, a la distancia precisa para que no te toquen demasiado y no muy lejos como para llamar la atención.
Pero te vuelves un poco transparente, no totalmente invisible y te metes al pc y pelas cable y cuentas cosas que a nadie le interesan pero increiblemente te sientes mas acompañado. Extraño esto de la tecnología. Aislarse para conectarse. Y asusta perder la habilidad de tocar, de mirar a los ojos, de sonreir con el rostro propio y que las palabras suenen....
Decidí que todas las fotos que suba van a ser mías, la primera la usurpé de algún espacio anónimo pero la segunda es mía, la tomé un día que nos colamos al lugar más hermoso de Arica, donde se secan las ballenas metálicas al sol, duermen un poco mientras les reparan las heridas y cuando están resucitadas las devuelven al mar. Todos deberían poder entar, a sentirse más pequeños y escuchar las historias del óxido salado. Pero no se puede...para variar.
La verdad no soy muy buena fotógrafa pero me sirve de ejericio. Este paisaje lo tomé hace varios años, cuando la geogrtafía era mas jóven...
También espero publicar cosas decentes y no puras peladas de cable, he escrito un par de cuentos por ahí pero soy nueva en esto de la literatura...
Suficientes divagaciones inconexas.

Gracias, niño del perfil inconfundible, por el saudade y por decir lo que acabas de decir. Y por sacarme las letras que tenía acumuladas por la falta de los óleos y las cerámicas, aunque espero volver pronto a esos lienzos...

Fado

Esa cosa que dan ganas de decir cuando las palabras no alcanzan.

Melodías indefinidas que se vuelven barro en las manos del que las toca...y cambian y se transforman segú
n las espectativas de cada uno.

Eso.....

Todo y nada al mismo tiempo.

21 septiembre, 2006

Side B

Descifrando códigos, adivinanzas...

Desde que cerré los ojos y elegí creerlo todo, sentirlo todo, el tiempo se ha vuelto angustioso...o fué que abrí los ojos?...

No poder dormir, hacer o pensar absolutamente nada mas que en aquello que ocupa la parte de uno que contiene las pasiones....los colores, las letras....

Porque cuando se abre la puerta que lleva a crear, a inventar, ya es difícil volverse, retroceder a lo monótono, conformarse con las líneas rectas y el camino en plano.

Escogemos sufrir? Convertir las formas nuevas de energía en torturas autoimpuestas?...Es mi tendencia...aunque peleo, no es lo que quiero, y esa es mi lucha. Desapego...desechar lo amargo, escupirlo, y disfrutar tranquila de lo ínfimo, de lo vanal. Dejar de lado el miedo....

Y de todas formas no encuentro el punto, me siento ridícula ahogando los gritos a media garganta, conformándome con migajas y cediendo a las presiones, posponiendo....posponiendo...me...Es que es difícil, muy difícil definir la libertad....sobre todo cuando se trata de relaciones humanas. Relaciones humanas....de todo tipo.

Sí, estoy un poco deprimida. No es la moda de estos días? Hurgar en lo más patético de lo que guardamos y mostrar esa cara al mundo en alguna ventana virtual o directamente en la calle? Excusas para no hacer nada, para no mirar a nadie o para sentirse observado, querido, no sé....Caigo un poco en el mismo barro....pero no es la idea. Y no es la idea escupirlo aquí.

Así que mejor me revindico. Prefiero sentir. Aunque sentir me dé mil golpes en la cara. Aunque se me astillen las rodillas....seguir tratando, porque los golpes y las caidas son errores de percepción nuestros de todo lo bello que nos pasa y que ignorante o estúpidamente transformamos en dolor.

Una vida condicionando la piel para inventarnos sufrimiento...Pienso....


Elijo...

Sentir.

Creer.


Sentir.

InSad Me

Dejando pasar las horas...

Sugerencia de alguien, buscando algo...que alguien lea?

No se, pero por lo menos la sensacion de que esto se lo escribo a alguien.

Espero no dejar salir mucho. Asusta. Pero hay personas por ahi que tal vez hagan comentarios constructivos. Comentarios que digan......



Uno, dos, tres.......

Justo ahora, se me vuelan las ideas.