28 octubre, 2006

Cosas...

De pronto se ha enredado todo y las mezcolanzas de emociones simultáneas no son fáciles de digerir. Cuando se está suspendido en una nube de adormecimiento-estancamiento y cuesta moverse, reaccionar, hacer lo que se debe hacer y en silencio, sin ayuda, porque en esas situaciones es lo propio y no lo ajeno lo que te trae devuelta al suelo.

Todo se hace lento, parsimonioso, como si nos moviéramos tratando de no empujar el aire, de no levantar el polvo, de no seguir pisando los pedazos quebrados que quedan en el suelo.

Muchas cosas, todas juntas, y ya no lloras, simplemente suspiras y ya, me pregunto si habré perdido un poco de alma o si se me habrá quedado enredado en alguna parte. Avanzamos rozándolo todo, los momentos, los lugares, las personas; para algunos es el propósito de existir, de vivir, de ser... A veces creo que es una discapacidad, la imposibilidad de ser totalmente invisibles, de no dejar huellas donde no queremos. O heridas... No poder por un sólo momento ser fantasmas y avanzar en un completo y absoluto silencio.

Gente que se va y nos deja marcados, gente que no llegamos a ver pero tal vez la encontremos mañana sin saber quiénes son...como planear en la neblina viendo sólo lo justo para no estrellarse.

Me siento incapacitada para disfrutar éste día.

12 octubre, 2006

D.A.R.


Ayer, al llegar a la habitación con olores extraños, la cama número cuatro esaba más que vacía; carecía de sábanas y tenía encima varios bultos que se confundían en ese rincón en penumbras. El velador fue aún más afectado, ahora sí que estaba desnudo, sin botella de agua, sin tesoros en el cajón, sin pantuflas....tristemente vacío.

Tenía un aire altivo, increíblemente distinguido a pesar de su pasado callejero. Alto, esbelto, y una línea recta en la espalda que ni la neumonía, ni el hambre ni los años habían podido quebrar. Cabello limpio y ordenado, camisa abotonada y dentro del pantalón, en los mejores días que le ví jamás lo hubiera imaginado como lo imagino hoy. Y me duele.

José estudió hasta segundo básico en Salamanca, creo, otra ciudad misteriosa para mí y que me es imposible imaginar. La primera vez que lo ví estaba sentado en medio de la ventolera, acomodado rígidamente en el sillón demasiado usado. Me senté junto a él y traté por largo rato de encontrar sus pensamientos revoloteando en las ráfagas pasajeras. Luego dije algo del clima. Y entonces le tomé la mano y lo llevé adentro. Examiné su cuerpo arrugado, de piel de cebolla, escuché todos sus sonidos danzarines que se revolvían al ritmo tras las costillas a flor de piel.

Era arisco y huraño, estaba ahogándose en las secresiones de sus propios pulmones y la desnutrición le había sacado el esqueleto hacia afuera y le había manchado la piel de púrpura. De a poco se dejó ayudar, para mí era un pájaro herido al que dedicaba mis minutos de paciencia prestada para poder escucharle el pecho. Cuando empezamos a hablar me contó de las noches en las veredas, de las tortuosas abstinencias, del frío, del hambre, del vino. Pero jamás habló mucho de él. Porque las palabras se le revolvían en la mente y salían confundidas, o simplemente se resistían a salir y había que adivinarlas o intentar varias veces hasta dar con ellas.

Entonces pasó lo que para mí fué casi un milagro, lo que me dio varias razones para hacer muchas cosas, y me cambió la lente que usaba para mirar lo ajeno. José empezó a reir. Sin dientes. Pausado. Con el tiempo comenzaron a destellar pequeñas carcajadas ocasionales, luego más grandes, hasta que todo eso se convirtió en una fiesta saltarina de encías desnudas. Y mi razón para visitarlo.

Y entonces, después de unos meses flotando plácidamente, la autonomía renacida se lo fué comiendo. Y la sangre empezó a volverse líquida y dulce, y se fué escurriendo en una fallida reintegración a la cotideaneidad horrorosa de la realidad de su vida.
Y ahora me cuesta imaginármelo dormido en el lecho seco de un río. Sin sonrisa. Con los ojos perdidos...




Este es José, parte de mi corazón, dormido quién sabe dónde con la conciencia obnubilada por el alcohol. A él le regalo Clímax, mi primera llamada de auxilio. Porque para él ya no habrán más puertas abiertas en el comedor. Ni en la habitación común de los enfermos. Y para mi no habrá más risas sin dientes...




Te extraño.


09 octubre, 2006

Blue

Sorrow hides under the water
Sorrow is my only friend
Sorrow stands beside the doorway
And sorrow needs a helping hand

Girl in a glass box dressed in white
Happy enough to commit suicide
She said: Silver's meant to burn forever

Sleeping forever in a bubble of blue
Would you like to see her point of view?
She said: Silver's meant to burn forever
Forever

Say my name Silverflame and take control
Of my heart of, my mind and my soul
What a shame Silverflame that you can't burn forever

And in the garden is a cheap hotel
Only invited if your thing went well
She said: Silver's meant to burn forever

Sleeping forever in a bubble of blue
Would you like to see her point of view?
She said: Silver's meant to burn forever
Forever

Say my name Silverflame and take control
Of my heart, of my mind and my soul
What a shame Silverflame, that you can't burn forever

"Silverflame" Dizzy miss lizzy

I.S.E.......ahora es distinto.

Estos días he vivido sumergida en turbulencias con olor a mariposa.

Han sido días silentes y ruidosos, me he estrellado contra el suelo por decisión propia, he soñado cosas nuevas, he visto gente luminosa y he despertado con dolores felices. Sacando cuentas es siempre positivo.

Hoy comenzó a germinar un hijo nuevo. Empezó difícil e indescifrable pero ya adquiere los ángulos que habían en mis pestañas cuando lo imaginé. Me costó atreverme, me faltaba la materia, porque la necesidad se había vuelto estéril y ya no brotaba nada de las manos. Y creo que va a ser mejor, porque ésta piedra nace de la saciedad, de una pepita de paz que encontré en esos esclarecimientos repentinos.

No es nada muy original, de hecho vivo mis recurrencias conscientemente, pero es mío, es ahora que recién despierta y va a ser mío cuando aprenda a ver. Yo lo encontré. Y le convido de a poco mis ilusiones para que pueda crecer en forma y espacio. Es parte de mi. De barro. De tierra.

También me explicó alguien la suficiencia de formar parte de un ciclo y la destrucción hermosa, la que vuelve a crear después. Estuve de acuerdo. Creo que ella tiene un poco barro en las venas y entiende más de esas cosas. Porque el barro es así, casi agua casi tierra, reversible hasta la nada y formable y deformable...

Y alguien me dió la mano cuando estaba en el suelo y fué bueno, algo así como encontrar el propósito y poder dejar de lado las condiciones.

Y lo más azul de los días silente-ruidosos fue la conclusión del sueño colectivo que me arranca las notas de las cuerdas vocales. Lo tengo aquí, sonando en mi cabeza miles de veces, todavía intangible pero culminado, maduro, nuevo.

Eso ha sido; lunas tranquilas-agitadas y soles torrentoso-adormecidos, y ya habían sido varios, así que pensé que debía escribir algo.