28 noviembre, 2006


Cerré los ojos y estaba en ese espacio nuevo, lleno y vacío al mismo tiempo.

Hipoxia sedante. Vapores lánguidos, soñadores.

Mientras caminaba medio dormida me acordé de tí, Estefany, envuelta en tus pestañas infinitas. Mirando el cielo con ojos perdidos. Las cosas se fueron diluyendo mientras pensaba en tus ojos, en tus pecas, en tu risa. Te hubiera regalado mi mundo vertical. Desde tus pupilas los colores serían distintos.

Varios kilómetros de calor insportable y aire áspero y vacío. Un lugar ficticio que crecía por dentro y ahora se arranca cada vez que cierro los ojos. Olor a eucaliptus. Hojarasca quebrandose bajo cada paso. Abandono, me abandono a todo ésto, a los vientos de mi cabeza, al sol quemante y despiadado, a las nubes, a las estrellas sigilosas que se escurren cuando estamos aqui.

Unas horas de exquisita libertad de sueños. Mientras te recordaba tendida de epaldas, inmóvil, con tu carita de pocos años, me pregunté si allí dentro existía un lugar como éste. Un lugar que condiciona la posesión de alas para todos. Como pude imaginarlo, te pareces a ella, sólo un poco pero te pareces, a la niña de los ojos de paz, a la niña-ángel del mundo inventado.


Fué como haber estado allí dentro, inmersa en el universo de los niños que no hablan.

Quise quedarme...




Pero traje algo, un poco, para esconderme a cantar de vez en cuando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola,
El contenido de tu escrito me suena a la palabra inocencia, a esa que todos traemos al nacer y con el don de creerlo todo.
Aquellos "pequeños universos" , en realidad son potencia, y si las observamos con atención nos darán constantemente lecciones para nuestras vidas.

Estan buenos tus escritos loquilla..
Que más puedo decir, como cantante de rock eres buena escritora, o al reves... jjajja broma. Las dos cosas.
Ya puse una foto de mi beba el fotolog.

Saludos para ti y todos los amigos.

www.fotolog.cl/pedrog