14 abril, 2008

Sobre el tiempo que estuviste dormido.

Dejé de espiarte y logré vivirte.

Cerré un cajón y se me perideron las llaves.

Escuché lamentos igual que canciones, los aprendí de memoria, pero no me sirvieron de nada.

Mi nombre luce un nuevo apellido.

Encontré a José perdido y encontrado, lo arropé dos veces para que no se resfriara.

Te recordé varias veces.

Quemé papeles y fotografías, para que no se llenara mi mundo de cicatrices.

Esperé, recibí, grité, concedí, me escondí y ahora camino por ahí, con una paloma en mi mano.

Y ahora, que respiro a doble espacio, quiero que vuelvas, como una esponja, para absorver lo que me quema dentro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanto...tienes talento rocio he he he he xD
suerteeee
chau