18 febrero, 2007

Tamara...

Lo subo porque hoy me acordé de ti.

Aquí va:

La vi por primera vez y me caló hondo. Estaba allí, en tus ojos, quieta, perenne...



Paz.


Infinita. Inmutable. Impretérita. Inamovible. Inexpugnable. Incoherente.



Cuando miras a los ojos. Cuando ríes, cuando estiras tu mano inconsciente buscando algo que no está.


Cuando gritas, cuando lloras, cuando te orinas encima. Cuando masticas, cuando estás quieta... cuando escupes.


Y me sigues viendo sin pudor, con esos ojos de almendra tostada y el lunar gracioso en tu mejilla, y me inundas, me lees. Me atraviezas y navegas a tu antojo mientras me mantienes paralizada en tu halo de inmovilidad.


Incluso cuando intentas golpearme se queda alli, coqueta, profunda.


Tamara, intento descifrarte en tus silencios, más allá de los diagnósticos clínicos de quienes creen adivinar lo que se encuentra detrás de tus pupilas, de los que derrocan los mundos que no comprenden...


Te imagino flotando, etérea, en el universo que albergas detrás de tus ojos, donde absolutamente todos son como tú, llevan en la mirada la señal del equilibrio, y la regalan y la esparcen en el aire cada vez que miran al cielo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Tal vez podría convertirse en uno de los secretos mejor guardados, una verdad que huye de las demás, un pequeña niña que hace sentir a los demás un eco de su mundo mágico, pero tan solo si es que se dan el tiempo de buscar a kilómetros más allá de sus ojos…
S tan todos pudieran ver con las manos…