02 febrero, 2007

Esta madrugada

Diez para las siete y estoy mojada hasta la cintura.

El cielo despejado y la luna casi llena, se reflejaba en el mar como los barcos hundidos. El mar está bajo y quedan varios metros de arena lamida. Me saco los zapatos y corro, respirando, sintiendo la arena en todos lados, en los dientes, en la espalda, en el alma.

Vienen y vienen las olas suaves, y luego se arrancan allá lejos, parece mentira que pudieran correr tanto sin cansarse de ir y venir. Hace algo de frío y la garganta está apretada, pero no importa, me quedo toda la noche allí, hundiéndome en la orilla, los pies mojados y la piel de gallina, mirando la Luna desenfrenada que no se cansa de vomitarse en la espuma.

Todo vale, todo sirve en este momento, hasta no hacer nada. Me hundo con las almejas y los monstruos marinos que vienen a descansar a estas orillas. Y en un momento tan fugaz como las olas, tan fugaz como las gaviotas de esta madrugada, encuentro paz en las canciones, en los bailes y las risas tontas, donde menos lo esperaba: en las palabras vacías del anonimato.

2 comentarios:

Unknown dijo...

"luego se arrancan ayá lejos, "

es

"luego se arrancan allá lejos, "



esa paz... dura poco ):

Mariposa Nocturna dijo...

Si se....faltas de ortografía de madrugada...